¿Qué vemos al alejarnos de un punto en concreto para mirarlo desde otra perspectiva?
Imaginemos que estamos entrenando una técnica de fuerza específica. Nos ponemos en posición, hacemos un escaneo del cuerpo y percibimos si la fuerza que estamos aplicando es la correcta o es desmedida. Así vamos concientizando los detalles, relajando las partes no tan protagónicas y reforzando las que más lo necesitan. En la medida que repetimos el ejercicio día tras día, la información se va almacenando en las células y eso nos va a permitir observar dónde está nuestro límite de permanencia, siempre esforzándonos pero sin forzarlo, desafiándonos a ir al límite y permitir, la próxima vez que lo intentemos, correrlo, pudiendo cada día permanecer un segundo más.
Entrenar la capacidad de permanecer y la observación sobre esa permanencia nos hará conocer mejor cómo responde nuestro organismo frente a esos diversos desafíos.