Esta imagen increíble es una foto tomada por el telescopio Hubble y se llama ¨Los pilares de la creación¨. Vamos a hablar de foco y por eso queríamos empezar mencionando ese instrumento increíble que es el telescopio.
Una herramienta que nos permite enfocar en algo que está lejos y conocerlo.
Cuando entrenamos concentración, también hacemos foco, ya sea en algo lejano como una estrella o en algo cercano como el ritmo del corazón. Y es en la intensidad y en el sostener ese foco cuando nuestro universo se expande.
Muchas veces nuestra capacidad de concentración es proporcional a la cantidad y calidad de estímulos que recibimos. Si, por ejemplo, vemos una película en el cine, es probable que durante esas dos horas ni nos enteremos de los ruidos de alrededor, no registremos el cartel luminoso que indica la salida de emergencia y, por el tiempo que dura la peli, nos mantengamos inmersxs en lo que sucede en la pantalla. Probablemente eso se deba a que lo que estamos presenciando nos atrapa: la música, las imágenes, los diálogos, la trama; todo eso implica mucha información. Si la película es en blanco y negro, quizás nos cueste más mantener el grado de foco. Imaginá entonces si la película es muda: es factible que nos dispersemos mucho más.
Es interesante entrenar la capacidad de foco con técnicas que comiencen con más información y luego ir simplificando el objeto de atención. Idealmente, llegar a algo más simple, quizás una sola imagen en la que elijamos concentrarnos. Si observamos sólo una imagen, al no haber cambios, nuestra mente va a querer generar ella misma alguna modificación, otro pensamiento, una dispersión. La propuesta es practicar para que podamos aun así mantener el foco cada vez más tiempo. De esta forma iremos entrenando la mente como si fuera un músculo; al principio la sentiremos más débil, con poca capacidad de atención continua y mucha tendencia a dispersarse todo el tiempo. Pero con la persistencia, definitivamente notaremos cómo vamos desarrollando la capacidad de que permanezca enfocada.