👀 Desde chica me acompaña el pensamiento de que los días tienen colores y un temperamento que les es propio. Los martes son verdes, los miércoles amarillos, el domingo es tan domingo que cuando el día viene con esa personalidad, se nota.
😌 🥧El domingo pasado fue uno de esos: hice fiaca en la cama hasta pasadas las once, saboreé esos mates que te acarician por dentro, y todo iba pasando de forma lenta y disfrutona. Por la tarde se me antojó algo dulce y, para seguirle el temperamento al día, me puse a cocinar.
Fue recién cuando le di el primer bocado al budín de banana que percibí algo diferente al sabor de siempre; era algo sutil. Me llevó un tiempito darme cuenta de que había usado el azúcar que me dio un amigo que va dejando sutilezas como estas por el mundo. Era azúcar con lavanda y un toque de vainilla —te lo recomiendo: unas vainas de vainilla o pétalos de lavanda en tu frasco con azúcar, y sólo dejarlos ser— .
😊 En la vida nos vamos topando con varias de estas sutilezas, gestos de algunas personas, hechos de la naturaleza, algo que destaca en el conjunto, pero no haciendo ruido sino agregándole un tinte diferente a lo que acostumbramos.
🔍 Para percibir esas sutilezas y brindarlas, tenemos que desarrollar más conciencia. Conciencia sobre lo que nos compone: conocer nuestro cuerpo y sus dimensiones, para no estar chocándonos con las cosas y las paredes al caminar. Conocer nuestras emociones, observar cómo estamos en determinados momentos, a ver si las próximas decisiones o los planes que vamos a hacer acompañan bien nuestro estado emocional del momento. Y también conciencia sobre el entorno, dónde estamos, con quiénes estamos, a quiénes nos dirigimos.
💥 Si hacemos cosas con poca conciencia, solemos ser menos sutiles. Sutileza es menos ruido, es saber leer el ambiente en el que estamos, es sentir la comida, los matices en los sabores, percibir la distancia entre los objetos, escuchar a las personas. Todo esto se entrena y así vamos desarrollando nuestra conciencia, el conocimiento hacia adentro y hacia afuera, y le damos lugar en los diferentes ámbitos.
👁 En nuestra práctica podemos ver esa sutileza en los movimientos, observando cómo el pasaje de una técnica a otra se hace de forma fluida, sin ruido, sin movimientos demás, sin chocar con otras personas que estén practicando cerca. Es tener conciencia de las partes del cuerpo, extender bien las piernas, los brazos, definir las técnicas, colocar los pies y las manos eligiendo dónde apoyarlos o cómo acompañan el movimiento, es respirar de forma conjunta con los movimientos, silenciosa, sin agitarnos. Incluso sería poder hacerlo con los ojos cerrados, con plena noción del entorno.