🎨 Hoy me acordaba de que, cuando era adolescente, a veces pensaba que mi vida era una habitación llena de cosas que me gustaban pero totalmente desordenada, y eso no me permitía hacer nada. Si quería pintar, los pinceles estaban sucios y no encontraba papel ni materiales. Si quería leer un libro no sabía dónde lo había dejado. Si quería ponerme un vestido, seguro que estaba bajo la pila de ropa sucia, en un rincón. Aun así el vestido me gustaba, el libro era uno de mis favoritos y amaba pintar.
🔍 Este mes hablamos de las emociones, poder identificarlas, empezar a intervenir, y progresivamente ir incorporando nuevos hábitos. Hoy vamos a pensar los asuntos un poco más a largo plazo o, dicho de otra manera, imaginar cómo podemos ir ordenando nuestra pieza para que no seamos nosotrxs mismxs nuestro propio obstáculo. Digamos que la idea es dejar de ponernos piedras en los zapatos.
🪨 Hay una entrevista hermosa a la escritora Ursula Kroeber LeGuin, donde ella cuenta que amaba las piedras; siempre que salía a pasear o de viaje, levantaba una. Dice que le encantaba tener en la mano un objeto que la precedía y sin lugar a dudas iba a durar mucho mucho más que ella. Pero aun así tenía una válvula de seguridad para no ser una acumuladora compulsiva de piedras. Cuando miraba una piedra y no recordaba de dónde la había traído, la tiraba al jardín. De hecho se reía imaginando a lxs arqueólogxs del futuro perdidos en su jardín sin entender nada con tanta mezcla de piedras.
🧩 En cierto punto creo que todxs tenemos que tener nuestras válvulas de seguridad, nuestras reglas de juego, el punto de inflexión donde algo no puede seguir avanzando más, la variable que hace que llevemos esa piedra al jardín. El momento en que nos retiramos de un lugar, de una conversación, de una relación o de nuestro propio desorden, para empezar a hacer las cosas de otra manera.
👁️ Pero cuando sos adolescente no siempre entendés qué otra cosa podés hacer, y muchas veces de adultx tampoco. A mí, en su momento, practicar el Método DeROSE me fue dando la energía interna y la lucidez para empezar a ordenar, en primer lugar, mi cuarto y después, paso a paso, sacar piedritas que muchas veces yo misma había puesto en mis zapatos, en mi vida.