Libertad y disciplina
- DeROSE Method Belgrano
- hace 13 minutos
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Parece que se viene una ola polar. Ayer empezó el invierno. Hoy llovió, salió el sol, se nubló, hizo frío, estuvo agradable. Mucha diversidad a lo largo de un mismo día. Si mis decisiones / planes hubiesen dependido del clima, habría sido un barrilete a total merced de los estímulos. Y si hubiese ignorado mi entorno, definitivamente la habría pasado mal.
Julio, que se va arrimando, trae múltiples temas, como el tiempo el día de hoy. A mí me toca escribir sobre _libertad y disciplina_; mientras tanto, sopla el viento furioso del inicio del invierno, se mete entre los árboles y a ese claro clima de desazón, que a veces se vive los domingos, se le suma el de la inquietud del viento, de lo que aparentemente puede ser, de igual manera, amable y hostil.
Me siento ante este tema como quien se sienta ante un fueguito que abriga. En parte fue por esta dupla por momentos impensable —libertad y disciplina— que años atrás, un día, decidí que quería enseñar el Método DeRose. Fue por la combinación de esas dos cosas que no sabía que era posible juntar. Llamo disciplina, en mi caso, a la capacidad de construir cualquier cosa: pintar un cuadro, dirigir una escuela, escribir un libro de poemas, sostener un vínculo, entrenar algo de manera sostenida (más allá del clima). Llamo disciplina a la sumatoria de ladrillitos que dan existencia a lo que queremos llevar adelante. Y libertad, a la manera en que lo construimos. Sin que eso llegue al punto de someternos. Poder construir, crear, llevar adelante proyectos, vínculos, la vida misma sin que sea a costa nuestra. Parece una obviedad, pero no lo es. Por eso nos pasa muchas veces que, aun haciendo lo que nos gusta, algo no esté siendo como queríamos. Y no porque todo tenga que ser como queremos, ni mucho menos. Pero a veces tenemos esa clara sensación de estar pendientes de más, de que aquello que tanto queremos hacer está ocupando lugares que son de otras cosas, incluso que perdió su cauce y desborda por todos lados.
Pensaba que la libertad y la disciplina empapan la manera en que entrenamos en las escuelas, pero también nuestra forma de enseñar, trabajar y construir. No porque siempre nos salga bien, sino porque es una variable que tenemos en cuenta en el momento de tomar decisiones, casi diría en el momento de hacer cualquier cosa.
La disciplina nos trae la posibilidad de construir. La libertad, la de establecer un vínculo con lo que estamos creando, ya sea de manera individual o colectiva; un vínculo amoroso, considerado, potente, encauzado y por lo tanto duradero. No sé si alguna vez te preguntaste cómo conviven en vos libertad y disciplina, pero sabé que son una gran dupla y, cuando en un proyecto van de la mano, despliegan un inesperado potencial.
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