⏰ Septiembre pasó como una ráfaga, al menos ante mi ventana. Octubre se me vislumbra largo pero cronometrado. Estoy sentada frente a la compu, ventana abierta, bol de frutillas. Este mes hablaremos una vez más de alimentación. La primavera es un buen mes para pensar en el tema, por la variedad de frutas que se asoman, por las ganas que aparecen de comidas más frescas y leves para acompañar el calorcito que se va acercando.
🥄 Hace muchos años escribí un poema cuya estrofa final dice:
nuestra vida podría resumirse
como una línea histórica de acontecimientos
en torno a una mesa
🍽️ Sigo pensando lo mismo, la cantidad de cosas que suceden en torno a una mesa: proposiciones, conversaciones, discusiones, silencios, risas, trabajo, juegos; cambios de rumbo y cosas tal vez insignificantes conviviendo en ese mismo espacio físico. Y sobre la mesa la comida y la vajilla, la comida que nos cuenta sobre la estación del año, el poder económico de los anfitriones e invitadxs, los gustos de quienes participan, la discreción o lo inmoderado de quien propone.
🍉🥑🌺Una mesa está cargada de información de todo tipo. Una mesa habla. Nuestra mesa de septiembre nos habla de frugalidad, nos propone poca cantidad y mucha calidad, nos muestra colores variados, aromas frescos, sabores leves, es divertida y llenadora en la medida justa. Es una mesa primaveral, que recarga energías y nos invita a la acción y no a la modorra (como a veces sucede con las bellas y caldeadas mesas de invierno).
❤️ 💥 Comer es afectivo y efectivo. Comer es un acto de cariño y de eficiencia. Eficiencia porque hace a cómo seguimos el día, a cómo funciona nuestro organismo, nuestro grado de lucidez. Cariño no necesita explicación.
👉🏽 Este mes proponemos armar nuestras mesas en ese tono: mesas cariñosas pero que nos activen, mesas coloridas, que inspiren y nutran. Mesas donde se rumorean conversaciones interesantes, proximidades y risas; mesas debajo de las cuales los pies juegan con otros pies, porque al fin y al cabo, estamos en primavera.
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