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Foto del escritorDeROSE Method Belgrano

Flexibilidad emocional

🙃 Muchas cosas pasan sin que nos demos cuenta. Cosas pasando alrededor y cosas pasando dentro. En nuestra biología hay muchos mecanismos que se dan de una forma que llamamos automática. Sobre varios de ellos sabemos que podemos intervenir de manera más activa (el movimiento, andar en bici, manejar…); sobre otros, (hacer foco, respirar) probablemente no lo sepamos, pero la verdad es que también podemos. Y tal vez hasta haya algunos en que todavía no se demostró que es posible intervenir, o es que nadie llegó a hacerlo aún, pero en algún momento -quién sabe- sí lleguemos. U otras personas dirán: tal vez lo hemos hecho, se ha perdido y ahora queda recuperarlo…


🤓 Yendo a lo concreto, me gusta traer el ejemplo de la respiración, porque es un recurso que tenemos muy a mano y que rápidamente muestra sus efectos o los cambios que genera.


😮 Cosas que pasan sin que nos demos cuenta: cuando dormimos nuestro ritmo respiratorio cambia con respecto a la vigilia, la exhalación se hace más larga y hasta en algunas personas se interrumpe por un par de segundos. Cuando hace mucho calor la respiración se agita, si hace mucho frío se torna más lenta. Si me asusto, puede que se corte y después se acelere, si estoy en modo modorra, la respiración es lenta y hasta más superficial. Y así va variando.


🔍 ¿Qué pasa si nos proponemos modificarla a piacere? ¿Será entonces que lo que suele causar cambios en la respiración, ahora va a cambiar cuando modifiquemos la respiración? ¡Pues sí!


👉🏽 Probemos: en este momento, sin tanto preámbulo, comenzá por tomarte el pulso cardíaco. Podés hacerlo colocando los dedos índice y mayor de una mano sobre la muñeca de la otra o debajo del ángulo de la mandíbula, hasta encontrar tu pulso y contar durante un minuto cuántos latidos sentís. Luego, poné un temporizador o una canción que dure aproximadamente 3 minutos, llevá la atención hacia tu respiración, fijate que sea siempre por la nariz, y comenzá a inspirar durante 4 segundos, luego sostené 4 segundos el aire en los pulmones y por último exhalá también contando 4 segundos.


✨ Después de mantener este ritmo durante un tiempo, volvé a tomarte el pulso. Probablemente encuentres que sea más bajo, más lento.


🔍 Lo que ocurrió fue que, al modificar el ritmo en la respiración, se aquietó el ritmo cardíaco y por lo tanto se modificaron todos los ritmos biológicos, incluso el estado emocional y la velocidad y contenido de los pensamientos.


✏️ Este ejemplo nos permite vivenciar cómo, al actuar sobre uno de los aspectos que nos componen, intervenimos en otros. De esta forma podemos trabajar sobre la posibilidad de tornarnos más flexibles y dipuestxs a transitar los diversos desafíos que se nos presenten. Desafíos a nivel físico: cuando entrenamos, que nos ponen en jaque; a nivel emocional: cuando nos vinculamos con el entorno y otras personas, y a nivel mental: cuando necesitamos mantener foco y atención sobre algo en concreto.


👀 Así, trabajar sobre la respiración nos permite acercarnos a una estabilidad emocional que nos da margen para maniobrar ante diferentes situaciones que puedan llegar a alborotarnos. Con esto no estaríamos ni reprimiendo, ni ignorando, ni dejando que la emoción nos lleve puestos, sino modificando la cascada de respuestas dándole una vuelta más amable.


😉 La cuestión es entrenar, fortalecernos, llenarnos de vitalidad. Hacerlo habitual como parte de nuestras rutina.


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