Creemos que lo más importante que cada uno tiene para compartir es aquello que es.
Pero lo que somos allá en el fondo, cuando cerramos los ojos y respiramos profundo y se apagan los ruidos del mundo y escuchamos eso que no tiene sonido pero que nos identifica y nos hace únicos; ese tesoro que el teléfono, los compromisos, el cansancio, las series y todo lo que nos rodea tapa con montañas de estímulos.
Termina el año y creemos necesario conectarnos con eso, que es vital. Elegimos un par de técnicas que te van a ayudar a parar la pelota, para volver a enamorarnos del juego que estamos jugando, que es la vida.
Respiración cuadrada
Sentate con las piernas cruzadas, la espalda derecha y los hombros descontraídos. Inspirá profundo, por la nariz, llenando primero la región abdominal, luego la región intercostal y finalmente la parte alta de los pulmones.
Ahora vamos a sumar un ritmo, contando cuatro segundos para cada fase: inspiración, retención con aire, exhalación y retención con pulmones vacíos.
Practicá este ejercicio durante cinco minutos, o más. Lo ideal, tanto en esta técnica como en la siguiente, es mantener un aire de sonrisa.
Técnica de concentración
La propuesta en esta oportunidad es concentrarse sobre la llama de una vela. Para eso podés encender una vela y mantener los ojos abiertos observándola, tratando de no pestañear por unos 15 segundos.
Esto te va a ayudar a mantener una imagen vívida al cerrar los ojos. Si no, directamente podés imaginar, con los ojos cerrados, la llama de una vela. Tratá de visualizar esa imagen por algunos minutos.
Cuando vengan los pensamientos o recuerdos que en esos momentos siempre aparecen, dejalos transcurrir sin desarrollarlos.
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