🐚 Cuando viajo me gusta leer autores del lugar que ando recorriendo. Comer las comidas locales, escuchar sus músicas, sus tonos, observar el andar, las maneras.
🍍Recién llego de Colombia, comí por lo menos seis frutas que nunca había probado antes, ya sea en forma de jugo o de fruta: lulo, guayaba, granadilla, pitahaya, mangostino y la gigante guanabana. Tomé chocolate caliente con queso, agua de panela con queso, comí arepas sin parar y las paltas y mangos más deliciosos del universo y café, claro está. Escuché otros sonidos, vi otros colores, probé otros sabores, presencié otras idiosincrasias.
🙃 Llegué a Colombia con una cierta necesidad de deshabituarme, de aligerar mis propios hábitos. No porque no me gusten mis hábitos, de hecho me gustan, pero andaba con esa necesidad, de sutilizar lo que me define para tal vez albergar otras posibilidades.
🚀 Confieso que esa añoranza se transformó en un hecho allá. Me desbordó Colombia. Me desconfiguró los bordes y las profundidades. Y acá estoy de regreso entre desdibujada y con nuevos trazos. Retomando rebosante mi cotidianidad de mate, bananas, melón y sandía.
👩🏼🚀 Hay veces que cambiamos algo porque ya está desactualizado, ya no tiene que ver con quienes somos. Pero hoy me dan ganas de pensar en generar modificaciones no porque haga falta, sino por mantener la capacidad, la sensibilidad a lo otro que no necesariamente somos nosotrxs. Así sentí este viaje, no un viaje de reforzar ideas, sentires, maneras, sino de lo contrario. De habilitar la posibilidad de lo diferente: dar lugar a estímulos que me reconfiguren, tanto desde lo biológico —comer una fruta nueva por primera vez o desayunar agua de panela con queso— como desde el comportamiento, las maneras, los gestos, los hábitos.
💎 En Colombia no existen las estaciones. En Bogotá todo el año es bastante fresco por la altura, tenés que llevar ropa para el frío, el calor, la lluvia porque todo eso sucede en un mismo día. Durante esas semanas anduve sin brújula, porque la mía personal no funcionaba, y eso era lo que, de alguna manera, andaba buscando. Un lugar, un contexto, un algo que me invitasen a pensar y pensarme de otra manera.
🔭 Me atrevo entonces a proponer hacer, cada tanto, algo que nos cambie la lente, para lo cual nuestra brújula no sirva, algo que nos desdibuje un poco, que nos deshabitúe, para justamente no perder el hábito de habilitar otras cosas, de ver de otra manera, de alojar, aunque sea un poquito, lo que nos es ajeno.
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