Curaduría de pensamientos
- DeROSE Method Belgrano

- 6 ago
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Hay tantas cosas que me resultan inabarcables: la cantidad de países por visitar, culturas por conocer, canciones que escuchar. A veces me abruma pensar en lo vasto que es todo. Para poder asimilar —diría que casi cualquier cosa—, una opción es hacerlo por partes, desglosarlo.
Es muy común observar eso cuando estamos aprendiendo algo: nos lo suelen enseñar en partes para luego ensamblarlo.
En nuestros entrenamientos trabajamos recursos como la flexibilidad, la capacidad respiratoria y la concentración, entre otros, como forma de ir trazando un recorrido para luego poder profundizar en ellos de forma ensamblada, potenciándolos.
Imaginá qué distinta puede ser la experiencia de hacer un ejercicio de fuerza mientras tus pensamientos te dispersan con preocupaciones del futuro, o diciéndote que ya te cansaste, que no estás para seguir…, versus entrenar esa misma técnica de fuerza, pero con la atención puesta en una respiración que genere más vitalidad para tus células, en pensamientos internos que te lleven a la autosuperación, en dirigir esa energía y llevar descontracción a otras áreas.
La mente, los pensamientos, también son vastos. Y a veces, abrumadores.
Te traigo un concepto como invitación a incorporar un recurso para enfocar tu mente: curaduría de los pensamientos.
Un gran porcentaje de los pensamientos que surgen son asociaciones aleatorias, de las cuales derivan ideas para ir incorporando o descartando. Pero entre estos múltiples pensamientos, a veces también encontramos mucho ruido, como una radio de fondo, y tal vez algunas de esas voces no nos aportan ni al momento presente ni a una construcción futura.
La curaduría, en este caso, la podemos pensar como la tarea de observar los pensamientos que surgen en determinados momentos y elegir si queremos desarrollarlos o reemplazarlos por otros que nos parezcan más atinados, más acordes a lo que queremos. Si mantenemos el hábito de pensar cómo pensamos, de reordenar esos pensamientos, podemos lograr que, con el tiempo, aquello que no nos interesa tanto se vaya silenciando hasta desaparecer, y afloren los pensamientos que nos resulten más atractivos y constructivos.
Esto no quiere decir que esté bien o mal que la mente se disperse y se vaya a pasear, a veces incluso generando una sensación de vacaciones. Pero me parece interesante conocer los recursos con los que contamos y saber que podemos potenciarlos en dirección a lo que queremos lograr: una construcción que nos vaya acercando a una versión más genuina de quienes queremos ser, alineada con los ideales y metas personales.
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