👀 Cada año revalido mi examen de instructor, y esto es algo que me encanta porque me mantiene actualizado y me impulsa a mejorar. También me genera estrés, ya que es una situación en la que me están evaluando. Hoy me desperté y tenía en mi agenda una fecha límite para realizar algo para el examen. Ver ese recordatorio me generó una impresión grande: durante varias horas me acompañó la sensación de examen. La verdad, no era gran cosa lo que tenía que hacer, pero la impresión fue lo suficientemente fuerte como para influir en mis pensamientos el resto del día.
🙃 ¿Realmente hacía falta que, al desayunar, me quedara pensando con frecuencia en cuestiones relativas al examen, que no iba a realizar en ese momento? Incluso cuando pensaba en cosas del presente, estaban teñidas con la sensación de la inminencia del examen. Eso no sólo no me sumaba nada, sino que generaba ruido y entorpecía mis esfuerzos por enfocarme en las tareas del momento. Hubiera sido mucho mejor que mis pensamientos se centraran sólo en lo que estaba haciendo.
😎 Para que no nos agobien pensamientos que no son parte de lo que requiere el momento, me parece importante entrenarse en aquietar el plano mental a fin de poder enfocarlo en lo que queremos. De esa manera la mente generará cada vez menos ruido y nuestra atención podrá estar más en aquello que estamos realizando.
💪🏽 Te propongo un desafío para esta semana: observar, cada tanto, si sentís que no estás con la concentración que te gustaría tener, si tus pensamientos, si el estado de tu mente, está siendo influido por un hecho o evento que no sea el presente. Y en ese momento, entrenar para concentrarte sólo en lo que estés haciendo. De esa forma irás ganando autonomía y dejando de estar condicionado por eventos externos.
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