💪🏽 Para lograr ciertos objetivos muchas veces tenemos que hacer un esfuerzo que nos ayude a salir del lugar donde estamos. Queremos ampliar nuestras capacidades para poder realizar más. El esfuerzo que requiere este crecimiento tiende a estar relacionado de forma inversamente proporcional al confort: cuanto más esfuerzo, menos confort. Y más crecimiento.
👀 Quizás interpretamos que para avanzar se requiere un esfuerzo que nos saque de un lugar de comodidad, de bienestar. Si quiero conseguir un título, tengo que matarme estudiando. Y si me maté estudiando, sin dormir, sin salir, es probable que después ya no quiera pasar más por esa experiencia. Ya está, obtuve lo que quería y ahora no estudio nunca más.
✏️ Pero, ¿y si mi objetivo es sólo estudiar? Si mi deseo es estudiar toda la vida, porque siento que es algo que me hace bien, que amplía mi capacidad de entender el mundo a mi alrededor, es indispensable que pueda hacerlo de una manera en la que no me esté violentando. Que no sólo me genere un esfuerzo, sino también una sensación de confort. Un confort distinto al del ocio, un confort que esté asociado a una sensación de realización. Lo hago, me genera un esfuerzo, pero me siento bien haciéndolo. Lo mismo puede ser aplicado en otras cosas, como entrenar. En vez de matarme entrenando para eventualmente sentir que es demasiado y que no quiero hacerlo nunca más, puedo elegir ejercitarme de manera más amable con el cuerpo, de forma tal que siempre tenga ganas de hacerlo.
✨ Esto aplica a muchos temas; por ejemplo, estos días estuvimos hablando sobre la respiración. Queremos que nuestra respiración sea más amplia. Que esa afluencia de vitalidad nos dé energía, que modifique nuestro estado de conciencia para ganar más concentración, sentirnos más vitales, poder hacer más cosas. Si lo encaramos de forma brusca, queriendo hacer respiraciones ruidosas, retenciones exageradas, buscando ampliar la capacidad pulmonar a costa del confort, eventualmente vamos a desanimarnos y volveremos a respirar como siempre. Entrenemos para ampliar nuestra capacidad pulmonar de una manera confortable, placentera, a fin de que esa mejora en la respiración pueda incorporarse como hábito.
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