🐚 ¿Qué pasa con los silencios? ¿Qué pasa con la quietud? ¿Con los puntos en una oración o los puntos y aparte? ¿Con las charlas sin tantas palabras? ¿O las épocas de pocas charlas e irse para adentro? ¿Qué pasa con el otoño-invierno más introspectivo? ¿Qué pasa cuando aparentemente no pasa nada?
💎 Sopla un aire fresco y estamos conversando sobre la descontracción. Nuestro entrenamiento e incluso nuestras vidas tienen esos espacios de descanso y asimilación de lo que venimos haciendo; cuando dormimos a la noche, o más organizados: fines de semana, vacaciones en el año. Momentos en los que, a veces, paramos. Charlamos sin parar y de repente caminamos unas cuadras en silencio. Hacemos, hacemos, hacemos pero de pronto dormimos un montón. Movemos mil cosas, así como nos sentamos inmóviles en el sillón más cómodo del lugar donde estamos, para no hacer, por unos instantes, realmente nada.
🛌🏼 Alex nos dice: El descanso posterior a la acción hace posible la asimilación de lo que realizamos. Que nuestro estudio se convierta en aprendizaje. Que una acción se transforme en experiencia, ya sea en los músculos, en el sistema nervioso, en las emociones o pensamientos. Pasa a formar parte de nuestro patrimonio individual. De esta forma el descanso se convierte en sinónimo de un buen rendimiento. Si obviamos ese descanso, podemos inhibir el proceso, e incluso, si lo hacemos en forma prolongada, puede ocurrir que se vayan acumulando tensiones en el cuerpo y tengamos una sensación mayor de fatiga. Ser hábil para este proceso de asimilación es algo que, como todo, requiere entrenamiento. La mejor forma de hacerlo es avanzar progresiva y conscientemente.
🐿 Y yo pienso, mientras escribo, que la gran mayoría de las cosas que voy construyendo, tanto en mi cuerpo como en la escritura o en la vida, responden a esa combinación de estímulo/acción y -llamémoslo- silencio, o pequeños silencios, en los cuales lo que se va gestando encuentra espacio para aflorar.
✍🏽 Fragmento de nuestro mail semanal escrito por @lugagl