🤩 Estas últimas semanas venimos hablando sobre mentalización. No me sorprendería que sea un tema que también haya surgido en tus conversaciones cotidianas o en los encuentros en vísperas de año nuevo. A veces es en estas situaciones cuando nos ponemos a pensar qué queremos cambiar para el próximo año. Momentos bisagra hay varios. Puede ser cuando estás por cumplir años, o cuando lográs algo que te propusiste y tenés que plantearte un nuevo desafío.
😎 La mentalización nos modifica, pero son las acciones efectivas las que potencian y marcan ese cambio. Para que lo que nos proponemos realmente se materialice, además de pensarlo tendremos que actuar. Elegir aquellas cosas que nos ayuden a construir en esa dirección, y hacerlas de forma regular. Por ejemplo, podemos comenzar por sostener la palabra. Tener presente que aquello que decimos es. Si no tenemos la certeza de que lo vamos a hacer, es mejor no decirlo; una vez dicho nos comprometemos a la acción. Además porque, si no, la mente –que conoce nuestros mecanismos– la próxima vez que digamos algo no nos va a creer. Y, aunque lo pensemos, ya no dispondremos de ese motor interno para hacerlo.
👀 Esta puede ser una forma de acercarnos a nuestros objetivos, teniendo a mano una cuota de flexibilidad, siendo pacientes y sabiendo que existen preceptos moderadores. Si lo dijimos, pero no logramos hacerlo, una vez no pasa nada. Podemos amigarnos con esa licencia, pero tratar de que no se repita; evitar la frustración también es clave.
✏️ To do list:
pensar el objetivo
llevarlo a la mentalización: a la construcción con imágenes, sensaciones, emociones, todo lo que podamos sentir, como si ya lo estuviésemos haciendo
sumar acciones concretas en lo cotidiano que refuercen esa mentalización
📝 Podés empezar por escribir las palabras que guíen tu mentalización, grabarlas y escucharlas las veces que quieras.
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