😻 Me gustan las conversaciones que se dan en enero, son de lo más variadas. Con algunas personas hablo de lo tranquila que está la ciudad, con otras, de los viajes, lugares que visitamos o que nos gustaría visitar, con otras sale el tema de los proyectos para este año que empieza y con otras hablamos de todo lo que pasó el año pasado.
🤓 En varias ocasiones surgió la palabra “ecléctico”: que los últimos años fueron así, mucha mezcla de emociones, de acciones, de constante cambio y a veces, sin dar lugar a terminar de acomodarte, ya había cambiado todo de nuevo. Sobre esto, creo que es interesante hacer una pausa para tratar de identificar cuánto de ese cambio es propio y cuánto es de afuera.
🤩 La autoobservación como forma de acercarnos al autoconocimiento nos permite ir reconociendo qué nos dan ganas de sostener, de incorporar, y qué nos parece bien que cambie y siga otro curso. En el caso de las emociones podría aplicarse en conocer cómo somos cuando nos sentimos apacibles, cuando percibimos que algo nos inquieta o si estamos más para adentro o más para afuera. Generalmente nos damos cuenta a partir de nuestras reacciones ante el ambiente o con las personas que nos rodean.
😊 Así como conocemos nuestro cuerpo y sabemos que podemos llegar a tener intolerancia a alguna comida o que algunas combinaciones nos caen mal, algo similar podemos llegar a interpretar con las emociones. Observar cómo se manifiestan, cómo solemos reaccionar ante ellas, para tener más capacidad de decisión sobre lo que hacemos; cómo construimos nuestros vínculos y cuándo es hora de dejar de sostener para que la cosa cambie de curso.
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