🎥 Hay un programa muy interesante en el espacio cultural Hasta Trilce, donde todos los martes el investigador y crítico de cine Fernando Martín Peña elige dos películas para pasar en dos funciones diferentes. Las películas no se mencionan de antemano, o sea, recién sabrás qué vas a ver cuando él lo anuncie justo antes de su proyección.
🤓 Son películas que quizás no hubiera elegido ver en mi casa; algunas, incluso, me daría pereza mirarlas. Pero desde el momento que empieza la proyección hasta que termina, mi atención se mantiene en el telón, en esas imágenes, en el diálogo, en los sonidos. Por dos horas la mente no sale de lo que está sucediendo frente a los ojos. Ni el cartel luminoso de salida de emergencia, muy visible con su color verde fluorescente, ni el sonido fuerte del proyector me distraen.
😌 Me gusta tener esos momentos en los que por un rato largo estoy concentrado en una sola cosa. Aunque en este caso haya muchos estímulos: las imágenes, los planos, el diálogo, el sonido, la trama. Pero la mente se mantuvo en eso que delimita un mundo. No fue más allá, a las tareas del día, a eventos futuros o pasados, a personas, etc.
🔍 Cuanto menos estímulos haya, más difícil será mantener la concentración, y mayor el desafío. Si la película es en blanco y negro, o muda, o con una trama que casi no avanza, cuesta más mantener la atención constantemente. Si en vez de una película es un libro, puede que cueste aún más. Programo en mi día momentos en los que, por un rato acotado, mi atención esté sólo en una cosa que haya elegido. Tanto en las situaciones de trabajo como en las de ocio.
✏️ Esos momentos pueden ser transformadores. Si querés desarrollar más tu capacidad de mantener la atención, te podemos compartir una clase para que hagas en tu casa. Escribinos por mensaje directo.
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